Zocodover. Homenaje Comuneros 2011

Zocodover. Homenaje Comuneros 2011

domingo, 13 de octubre de 2013

De “nacionalistas con boina”, héroes del teclado y mixtificaciones varias (fragmento)

(publicado originalmente en el blog “el Pepinillo Mutante” en mayo de 2013)

“…España, las Españas, la España total también me duele y ha resultado ser una hija malcriada y desagradecida, una hija  que se droga, se aprovecha de la paga que le dá Mamá Castilla, la insulta, apalea y encima se queja de la mala educación recibida.
Hoy no toca hablar de España. Hoy toca hablar de una de sus partes, parte fundamental, ninguneada, negada en su identidad, colonizada y víctima de un genocidio cultural. Hoy no toca hablar de España, de España se habla todos los días, de Cataluña o el País Vasco se habla todos los días, de Andalucía o Galicia se habla muchas veces.

De Castilla no se habla nunca. Ni siquiera existimos. En una ocasión, me preguntó un primo de mi mujer, andaluz, qué sentido tenía un nacionalismo/regionalismo castellano, que de quién nos queríamos separar. Yo, sinceramente, hay días que querría separarme del resto de la ciudadanía española. Pero no, nosotros no queremos separar. Todo lo contrario. Queremos reunir lo que durante siglos fue una misma entidad jurídica, social y cultural.
 
Queremos desfacer los entuertos de nuestra Historia reciente. La Historia ha sido injusta con muchos pueblos: con unos kurdos que se vieron repartidos entre países hostiles, unos armenios casi exterminados, unos húngaros a los que se les quitó la mitad de su territorio, etc etc y etc. Pero hablamos del pueblo castellano: el que ha dado (y sigue dando) todo por España, cuyo blasón aparece en el primer cuartel del escudo de todos los españoles,  cuyo idioma se habla en cuatro continentes, que sacrificó sus bosques para la construcción de los barcos que cruzaron la mar oceana y para pasto de los rebaños que proveyeron de lana a media Europa. Ese pueblo castellano, ni se le reconoce como tal, ni se le espera.

Los irlandeses estuvieron a punto de ser borrados del mapa por el imperio británico, que les abocó al hambre y la emigración, pero hoy día todo el mundo les conoce, su música popular ha conquistado a millones de personas, su identidad está más viva que nunca, en Limerick, Londonberry o Boston. Los escoceses se quejan amargamente de vivir sojuzgados por sus vecinos ingleses. Pero todo el mundo conoce el timbre de la gaita escocesa, las telas de sus kilts, el misterio de sus castillos y lagos, o la gesta de William Wallace.

Los castellanos, gracias a una labor de genocidio cultural sin parangón en toda Europa, en muchos casos ni se sienten castellanos. Nuestra identidad está siendo borrada con los medios más diversos: con el mestizaje intercultural (que no multiculturalismo), con el nacionalismo español, español, español (un cutrespañolismo torrentiano de torito de Osborne y selección, devoto no de “Frascuelo y de María” sino de Iniestas y FernandoAlonsos). Borrada en el norte por un provincialismo disfrazado de nacionalismo y basado exclusivamente en la mitificación de un pueblo prerromano exterminado por Roma y una identidad construida sobre la tenencia de vacas y un dialecto asturllionés. Por no hablar de los diversos señoritingos: los que desde la prosperidad que da la agricultura vitivinícola y la horticultura o desde la prepotencia de la capitalidad del Reino, desprecian cuanto ignoran (qué Machadiano estoy) y desprecian fundamentalmente a una Castilla que identifican, ora con lo rural y lo paleto, ora con gestas históricas pasadas.

Colonialismo interior, un pueblo que ha perdido el orgullo (y los huevos), una ciudadanía que sólo se moviliza por el fútbol o un concurso de televisión. ¿ No son motivos suficientes para reivindicar ? Amo a mi tierra. No me da vergüenza. Conocí el mediterráneo de adolescente. Mi infancia transcurrió en lás riberas del Eresma, del Tajo y del Henares. Entre trigales, casas de adobe y piedra, entre el olor del ovino y la música de los chopos. Ya soy demasiado mayor para cambiar.

No pido a nadie que me entienda o comparta mis sentimientos. Sólo pido respeto. No se me respeta ni a mi ni a mis padres y abuelos, que tanto amaron estos ríos, estos campos, y ciudades ingratas como Madrid.  Los mismos que se reconocen en su idioma gallego o en sus tradiciones andaluzas ridiculizan mi identidad y no respetan mis creencias. Ya estoy harto, y voy a obrar en consecuencia. No voy a perder ni un minuto de mi tiempo con quien no quiere ver más allá de sus prejuicios. Que me dejen a mi con los míos.

¿Soñadores transnochados, “nacionalistas con boina”? Si ser nacionalista es ver con dolor la decadencia y el abandono de la tierra de tus antepasados, entonces lo soy.

Si ser nacionalista con boina es indignarse al ver cómo tus propios paisanos renuncian a defender sus raíces, cómo se disfrazan de rocieros y acuden a ferias de Abril mientras ridiculizan o ignoran sus propios bailes y tradiciones, lo soy.

Si ser nacionalista con boina es estar hasta los mismos de esos tontos útiles del sistema que se sienten  “ciudadanos del mundo” mientras el agua de su casa viene de Guadalajara (Sorbe), comen pan elaborado con harina de Aranda y comparten medio físico e Historia no con el Senegal, sino con otras provincias mesetarias, lo soy.

Si ser nacionalista con boina es tener que enfrentarme con esos que hablan de acabar con las fronteras en el mundo mientras aplauden unas estúpidas fronteras entre Meco y Azuqueca o entre Valdemoro y Seseña, lo soy.

Esos queridos y entrañables ciudadanos tan abundantes en Madroñistán, escandalizados porque muchos catalanes no se sienten españoles, mientras ellos no se sienten castellanos (la paja en el ojo ajeno)-Sois muchos, puede que seáis mayoría, pero sois  o tontos útiles, o ignorantes, o malintencionados, o hooligans de unos y otros, o nacionalistas españoles de la peor especie (1)

En fin, que ayer  (por la concentración "Castilla necesita voz propia" de mayo en Valladolid) nos congregamos un puñado de personas hartos de todo esto. Pocos, incluso algunos con visiones ideológicas y/o territoriales antagónicas. Unidos por una tierra que agoniza. 14, 17, 11 ó 19 provincias.  Ante una situación de ninguneo total, hay que resistir. Resistir para existir. Y mañana discutiremos todo lo demás. Si es que hay mañana para nuestra gente y para nuestra identidad.

Críticos y enemigos tenemos en cada esquina: desde el hooligan gallego que baja a la meseta a insultar y faltar, hasta el cateto manchego, burgalés o segoviano que no se habla con el de la provincia (o el pueblo) de al lado.  Desde el prepotente valenciano que dice que habría que bombardear todo el interior peninsular, exterminarnos y dejar la meseta como reserva de agua dulce para sus huertos hasta el provinciano que culpa de todos sus males a Pucela, a Toledo o a Madrid. Desde el montañés o el riojano que preferirían una trepanación sin anestesia a considerarse paisanos de uno de Burgos o Soria. Desde el señorito cosmopaleto madrileño que cree vivir en el centro de Manhattan en vez de en el centro de la meseta, hasta el panmancheguista que niega la identidad de la Alcarria de Guadalajara, la serranía de Cuenca o el resto de comarcas del sur.

Pero los peores, los lastres interiores: esos que dicen llamarse castellanistas, pero nunca apoyan o vienen a nada (“es que esos hablan sólo de Castilla y León”, “no, es que el acto es de los pancastellanistas”, “no me junto con carreteristas”, “es que los de ese partido me caen mal”, “yo con vosotros, no me voy ni a por vino”…). Todos esos castellanistas de teclado que elaboran mapas y sesudos tratados sobre las comunidades de villa y tierra y son incapaces no ya de desplazarse a 30 km. de su pueblo, sino de colaborar en una página de internet . Todos esos que ponen pegas a todo mientras otros damos la cara en la calle arriesgándonos a que nos la partan un día (ayer estuvimos muy, muy cerquita). Luego están esos que se desplazan cientos de kilómetros para celebrar  el primero de mayo en Madrid mientras un sexagenario de Cuenca se desplaza cientos de kilómetros para reclamar un futuro para el medio rural de su “autonomía”.

Puede que seamos la última trinchera, si nadie nos da el relevo. Puede que estemos haciendo muchas cosas mal. Puede que la música folclórica castellana ya no atraiga a la gente (¿qué opción nos dáis? ¿qué pongamos sevillanas en un acto del PCAS? ) Sin duda muchas cosas deberían cambiarse. Pero desde luego nunca se nos podrá echar en cara que nos quedamos en casa. Ayer , en Pucela, hubo más seguidores del Deportivo de la Coruña que castellanistas en las calles de Valladolid. Y eso debería darnos que pensar a todos. Y no sólo que pensar, sino de salir a la calle a darlo todo.

 
253369_252896958181382_1726044395_n















6 comentarios:

  1. Es que la pan-Castilla o la Gran Castilla, o la Federación Castellana, sólo tiene sentido si la pobre España incompleta que tenemos ahora mismo, saltase por los aires. Su mensaje no va a triunfar porque sólo tendría sentido una vez la unidad parcial que tenemos desapareciese. Entonces se vería no ya a León o a La Mancha, sino a Murcia y puede que a Asturias formando parte del asunto.

    No es una casualidad que cuanto más ultraizquierdista, comunistoide y antiespañol es un "castellanista", más amplia es su concepción de Castilla y más territorios "castellanizados" incluye, mientras que cuanto menos separatista, menos quiere ampliar la Castilla "estricta".

    Mientras esa división no pase -y que no pase nunca, que de lo que debería tratarse es de atraer al hermano perdido del Oeste, no romper lo que hay- lanzar, en el seno de un mismo estado-nación, el mismo mensaje a un montañés y un toledano, a un leonés y a un conquense, no va a funcionar. Eso tendría todo el sentido en una "Federación Castellana", a lo Federación Rusa.

    Dentro de una España unida (aunque sin terminar, y aunque con problemas y frustraciones) hay que defender la identidad de cada cual.

    Pero lo más importante no es eso. Es la falta de transversalidad. El castellanismo mayoritario intenta abarcar, como digo, más de lo que tiene sentido dentro de la cuasi-unidad actual de Las Españas. Pero además es muy mayoritariamente de izquierda, o de ultraizquierda. Eso no va a funcionar, y menos en Castilla y los "países castellanizados".

    Aquí todo el que ataque la patria española lo lleva negro, como es justo y cabal. Eso lo primero y por delante. Pero hay más.

    ¿Qué pasa si yo considero que la sanidad pública es necesariamente ruinosa porque no hay forma de controlar los crecientes gastos, como en todo sistema socializado? ¿Qué pasa si, pongamos, considero que el estado niñera moderno es disgenésico de varias formas simultáneas, además de castrante? ¿Qué pasa si soy claramente etnocéntrico y me opongo al mestizaje etnocida y al individualismo liberal? ¿Qué pasa si... ?

    Pasa que soy un egoísta, un "darwinista social" (expresión nefasta donde las haya) y un racista (¡las sales!).

    La cuestión es que a lo mejor soy castellanista y uno sincero. Pero también patriota hispano, diferencialista, pluriversal, identitario, HBD. Y estos otros asuntos son tan graves, tan importantes, que me impedirían siempre -pongamos que fuera el caso- colaborar con gente que me escupiría a la cara al primer intercambio de impresiones (o algo peor).

    El castellanismo tiene que ser una plataforma abierta, creada en torno a un puñado de puntos esenciales en los que haya acuerdo. Y no lo hay ni en las fronteras de Castilla. No descubro nada. El Carlismo fue una plataforma contrarrevolucionaria abierta, centrada en un puñado de pilares fundamentales, que mantuvo en jaque a las fuerzas del "signo de los tiempos" durante más de un siglo. ¿Y qué es el modelo de conflicto "open source" del que tanto se habla si no una reelaboración y ampliación actualizada de esa misma idea?

    Si no hay ni acuerdo en las fronteras de Castilla y cía. no sé cómo vamos a hacer lo demás.

    En serio: a pesar de la fuerte conexión, a pesar de la castellanización cultural: ¿una Castilla de 768 provincias de Santander a Albacete, del Bierzo a Cuenca, de La Rioja a Salamanca?

    No veo la salida al túnel. Porque los que piensan en clave de nación-estado independiente no van a renunciar a la "gran federación". Para ellos es natural.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El tema territorial siempre ha sido espinoso. ¿Dónde termina Castilla? Los integrantes de la Asociación Socio-Cultural Castilla respetamos todas las posturas, hasta los que defienden la recuperación de la Corona de Castilla. Pero para nosotros Castilla es lo que fue hasta que llegó el régimen que sufrimos: las 14 provincias de las dos Castillas (la Nueva y la Vieja) a nivel cultural, histórico e identitario. A nivel autonomías, podríamos transigir en una forma de entendimiento con las provincias leonesas, las extremeñas u otras que pertenecieron a la Corona. De la misma manera que yo personalemnete creo que un andaluz está más cerca de Castilla que del Magreb, digan lo que digan los discípulos proislamistas del notario sevillano. Pero de lo que se trata ahora, lo que un puñado de personas conscientes defendemos es recuperar el papel que Castilla ha desempeñado históricamente. Para unos como columna vertebral de España, la división y el ninguneo de Castilla está facilitando la labor de los separatistas periféricos; con una Castilla unida, fuerte y consciente, lo tendrían mucho más difícil. No es casual que las autonomías de Madrid, la Rioja y Cantabria respondiesen a los intereses de los nacionalismos vasco (Cantabria, La Rioja) y catalán (Madrid). Pero aunque no creyésemos mayoritariamente en la unidad de España (unidad en la diversidad de sus tierras y pueblos, no desde la homogenización estúpida de los españolistas "torrentianos") seguiríamos creyendo en que Castilla es necesaria, aunque sólo sea por amor a nuestra propia tierra, No es tan difícil de entender. Amar tu tierra, tu sangre, la herencia de tus antepasados, no debería estar reñido ni con respetar al resto de pueblos de España (incluido el hijo pródigo, Portugal) , de Europa o del Universo. Lo demás son discusiones bizantinas y marear la perdiz.

      Eliminar
    2. "14, 17, 11 ó 19 provincias"

      Es que ese es el gran problema mucha parte del castellanismo. Que confunde Castilla regional con la Castilla medieval o con el Imperio Español. Ahi está la gran trampa. Es como quien confunde el catalanismo con la Corona de Aragón, cuando no son lo mismo, o se inventan los Paisos Catalanes como remedo.

      Por otro lado, Castilla no es ni la salvadora ni el unificadora de nada, ni tampoco, el territorio más españolista. Eso son tomaduras de pelo de los españolistas castellanos. Queda más que claro que los que han perdido más en esta cuestión de los nacionalismos interiores han sido los castellanos, lo mismo que los ingleses en el Reino Unido o los prusianos en Alemania.

      Cuanto antes acepten los castellanos que su futuro sólo depende de Castilla, antes llegarán a buen puerto, pase lo que le pase al estado-nación llamado España.

      Eliminar
  2. León, Castilla, La Mancha: hermanos al servicio de España. Lo demás, filfa.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tan al servicio de España que junto a nuestros hermanos extremeños y andaluces dimos lo mejor por España, en la Península y en Ultramar. Y el sacrificio de nuestros abuelos se ha pagado convirtiéndonos en el felpudo de los "señores" de Vasconia y Cataluña. De hecho a Castilla (las dos Castillas) y a León se nos niega la identidad. Del mismo modo que se han inventado desde el s.XIX identidades falsas como la andaluza, la vasca, la cántabra, la riojana...

      Eliminar
    2. Cuanto antes se empiece a escribir la historia castellana por los castellanos, mejor que mejor. Ese falso ideal del castellano como el mejor de los españoles / españolistas es rotundamene absurdo. Lo que pasa es que los castellanos han sido aculturizados y han perdido su sentido territorial hacia su tierra "Castilla". Lo mismo que los leoneses e incluso los extremeños a la suya.

      Eso de decir que son más españoles que otros, es una tontería y falta de rigor. La gran diferencia con otras partes de la península fue que ellos no tenían el centralismo borbónico tan cerca, y si en cambio las fronteras de tierra y mar, con lo cual las alianzas y los desarrollos tecnológicos llegaron antes. Que diferencia hubiera sido un Portugal un poco más pujante. El oeste peninsular no sería una residencia de la tercera edad de españolistas.

      Eliminar