Zocodover. Homenaje Comuneros 2011

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sábado, 12 de abril de 2014

Sobre el debate de las Cortes y Cataluña

Publicado en http://tierradeuceda.blogspot.com.es/2014/04/sobre-el-debate-de-las-cortes-y-cataluna.html
En esta ocasión, como acostumbro, voy a dar otra visión totalmente distinta de la mantenida por los diputados del Congreso y voceada por los distintos periódicos nacionales. Estoy de acuerdo en reglas generales con el veredicto de las Cortes al tema catalán, pero no con los argumentos que se han afirmado para sustentarlo.
El Presidente del Gobierno ha dicho una serie de frases cuanto menos curiosas: "No existen las soberanías regionales, provinciales ni locales", "No podemos ir contra las leyes".
"No existen las soberanías regionales"
Vayamos a los principios, y permítanme les obvie la munición de fogueo, yendo directamente a munición real. Quienes hoy se abrazan como amantes al respeto a la legalidad vigente actual son los herederos de quienes la violentaron en grado sumo en 1812. Me explico. España como concepto geográfico es toda la Península Ibérica. El actual Reino de España, como concepto político, es una realidad histórica que resulta de una serie de procesos convergentes entre diversos reinos fruto de la Reconquista. Reinos, por supuesto, soberanos (en cuanto a la soberanía del Príncipe que los regía). Quiere esto decir que la Monarquía Hispánica (origen político de España, porque no existe otro, duela a quien duela) es la consecuencia de un proceso de carácter federativo donde cada reino conservó sus leyes e instituciones, algo que es incuestionable. En este sentido se hace difícil (por no decir imposible) asumir que la realidad posterior (la Monarquía Hispánica, o peor aún, el Estado-Nación surgido en 1812) tiene preeminencia sobre las realidades fundacionales o federativas (es decir, más antiguas y que dan fundamento a la posterior). Vamos, que no. Lo siento mucho, pero no. Solamente basta con echar la vista atrás al proceso de construcción del Estado (o de cementación del concepto político de España) para darse cuenta de que efectivamente los cuerpos federativos fundacionales (los reinos) tienen todo el derecho del mundo, en tanto que pueblos depositarios de una cultura y una identidad, a formar parte voluntaria de un Estado o a dejar de formar parte del mismo cuando les plazca. Por tanto, no es que exista la soberanía regional, sino que lo que existe es la soberanía de los pueblos. Hay regiones que no son "pueblos", ejemplos de ello tenemos los pegotes administrativos de Francia (Languedoc-Roussillon o Centre) y Alemania (Rheinland-Pfalz) o en la propia España las estupideces administrativas de "Castilla-La Mancha" o "La Rioja", por poner ejemplos.
Carta de España en 1695
España, Hispania o la Península Ibérica es una realidad histórica formada por un conjunto de pueblos. Evidentemente, existe una cosmovisión peculiar en los pueblos hispánicos fruto del propio confinamiento geográfico y las relaciones históricas entre pueblos de la Península. Esa ligazón es lo que permite la creación de esa comunidad hermanada de intereses y sentimientos que llamamos España. Pero cuidado: no existe la "cultura española", ni el "idioma español", ni ninguna de esas estupideces. Existen las culturas españolas, y los idiomas españoles. Del mismo modo que no existe la "cultura británica", ni el "idioma británico", sino que existen las culturas e idiomas inglés, galés y escocés, que en conjunto son la realidad británica, pero dicha realidad no existe como algo unívoco. Ello es debido a que el proceso de formación del Reino de Gran Bretaña es similar al del Reino de España, de matriz federativa.
"No podemos ir contra las leyes"
Es muy graciosa esta frase, máxime viniendo de los herederos de aquellos que liquidaron las Leyes Fundamentales de las Españas en 1812 sin legitimidad alguna. Pongámonos en situación. Unos señores (sin duda principales e intelectuales de las diversas zonas) se reúnen y, dado el estado de tribulación y guerra reinante en el país, se articulan como Junta Central de Defensa para organizar la resistencia al invasor y planificar las operaciones militares en ausencia de Gobierno y del Rey. Hasta ahí todo bien, ya que inicialmente el objetivo era ganar la guerra y cesar en sus cometidos autoasumidos a la vuelta del orden legítimo (que guste o no, era el legítimo). En este sentido la Junta Central ejerce al principio una suerte de "servicio transitorio al Rey ausente", lo que es admirable. 
Cortes de Cádiz, 1812
Sin embargo, el problema surge cuando esos principales reunidos deciden, en ausencia del Gobierno legítimo y del Rey, derogar absolutamente todas las Leyes Fundamentales de la Monarquía y destruir legalmente el Estado, promulgando una Constitución (¿En base a qué derecho, si no habían sido votados por nadie?). Es decir, una serie de principales del Reino se arrogan voluntariamente la representación del mismo sin que nadie se la haya otorgado, ni el Rey ni el pueblo español (sugiero al lector que reflexione sobre el escándalo y la antijuridicidad de este hecho), y deciden ejecutar una maniobra de implosión derogando todas las Leyes Fundamentales del Reino. El problema es que, en efecto, una reunión turbulenta, como decía Jovellanos, o unas Cortes ilegítimamente convocadas y cuyos representantes no son elegidos por los reinos porque España estaba invadida y en guerra, se autoconfieren el poder para derogar todo el orden vigente hasta entonces, "en nombre de la nación española" (nación que andaba degollando franceses y a la que reitero nadie había preguntado nada).
Pues bien, los herederos de quienes cometieron tamaño desafuero están hoy sentados en el Congreso de los Diputados, y son los que dicen frases hipócritas del tipo "no podemos ir contra las leyes". Se olvidaron de decir "salvo cuando éstas no nos convengan". El Estado Liberal surgido en 1812 se configura hoy en día como una suerte de "Dictadura de la Ley", donde ésta ya no protege sino que coacciona, se aprueban leyes a diario sin el concurso del pueblo y en multitud de ocasiones contra los intereses del país, ya que los encargados de aprobarla son, en efecto, dignos herederos de quienes lo quebrantaron todo hace dos siglos. El Estado Liberal es quien aprueba hoy una Ley que dice "prohibido está llevar bigote" y mañana afirma "dentro de la Ley, todo, fuera de la Ley, nada". La Ley es efectivamente estúpida, pero es Ley. Y así andamos los españoles, cada vez más allanados jurídicamente ante todas estas barbaries que cercenan las libertades naturales de los hombres y los pueblos.
José Manuel Sanz

Non vnvs svfficit orbis / Un orbe no es suficiente










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